Por: Solange Vazquez
El confinamiento ha cambiado la vida de muchas familias. El 'pacto' al que habían llegado las parejas –tú reduces jornada, tú trabajas más horas fuera porque tu sueldo es mejor, tú entonces te centras en los peques y la casa– ha saltado por los aires, ya que, ahora mismo, en muchos hogares están teletrabajando tanto el padre como la madre. En otros, ambos se han quedado sin trabajo (autónomos, personas sometidas a ERTES, trabajadores de esa enorme bolsa de economía sumergida) y disponen del mismo tiempo libre. ¿Esto derivará en que por fin el trabajo no remunerado –educación, trabajos domésticos– se repartirá equitativamente? ¿Será el principio de un cambio y saldrá de esta pesadilla una sociedad más igualitaria?
Los expertos que estas semanas analizan esta cuestión no se muestran demasiado optimistas. Está claro que muchos hombres están entrando en la esfera doméstica debido a las circunstancias, pero la pregunta del millón es si será algo duradero y mayoritario. «Una pandemia magnífica las desigualdades que ya existen», proclama categórica Helen Lewis, una reputada investigadora británica y autora de libros sobre feminismo, en la revista estadounidense 'The Atlantic'. Y no sólo se refiere a las desigualdades de género, también a las económicas (que muchas veces van de la manita). Lewis vaticina que «el coronavirus va a ser un desastre para el feminismo» y argumenta que esta crisis «enviará a muchas parejas de vuelta a los años 50, por lo que la independencia de la mujer será una víctima silenciosa de la pandemia». Para ella, está claro que van a ser las mujeres las que van a pagar mayor factura, ya que, aunque trabajen fuera de casa, van a asumir mayoritariamente los cuidados de peques, enfermos y mayores, en ausencia de servicios o empleados que lo hagan por ellas. «¿Quién cobra menos? Las mujeres, así que sus trabajos serán una prioridad inferior», indica Lewis. Un estudio publicado en 2017 por la OCDE destacó a Finlandia como el único país en el que los hombres dedican más tiempo que las mujeres a los hijos en edad escolar: son solo ocho minutos de diferencia al día, pero tienen algo de cataclismo en las estructuras perpetuadas a lo largo de siglos. En España, según datos del INE, las mujeres pasan 35 horas semanales con los hijos y los hombres 23. En cuanto a limpiar y cocinar, ellas invierten 20 horas y ellos 11.
Varapalo para el feminismo
Las tensiones en las parejas están ahora mismo a la orden del día (y, en su faceta más extrema, incluso la violencia, advierten las autoridades). Así lo apuntan investigadoras de la Facultad de Sociología de la Universidad de Granada, aunque, a falta de estudios –hay alguno en marcha, como uno de Eurofound–, habrá que esperar «a ver cómo se soporta esta intensificación del trabajo para las mujeres y cómo se negocian las responsabilidades y los tiempos entre los miembros de la familia: si supone una toma de conciencia más igualitaria y solidaria o estallan los conflictos... Parece ser que en China se está produciendo una oleada de divorcios tras la cuarentena», desliza María Luisa Jiménez Rodrigo, una de las sociólogas del grupo, quien cree que ahora mismo nos encontramos frente a un «experimento natural». «Yo quiero ser optimista y que esta crisis sirva para poner en valor los trabajos (asalariados y de cuidado) de las mujeres, pero sobre todo para poner en evidencia la importancia de los servicios públicos, que son una herramienta fundamental para avanzar en la igualdad».
En lo que no es tan optismista es en que el feminismo como movimiento vaya a salir bien parado. «Está recibiendo ataques muy duros por parte de determinados sectores que tratan de desprestigiarlo e incluso de hacerlo culpable de la difusión de la epidemia, como se ha producido con las críticas selectivas realizadas contra el 8-M, pero no contra otros eventos masivos celebrados en las mismas fechas. El problema es que ese discurso antiigualitario y basado en el odio al diferente puede calar de forma muy profunda en épocas de crisis, como la historia desgraciadamente ha mostrado».
Su compañera del equipo de Sociología, María Dolores Martín-Lagos, tiene también el temor de que, tras el confinamiento, la posible mejora lograda en el reparto de tareas del hogar caiga en el olvido. O aún peor, que en este aislamiento no se llegue a la reflexión y se acentúen las malas costumbres. «Si ahora ambos tienen que compaginar teletrabajo, podría ocurrir que el tiempo de silencio y respeto hacia el teletrabajo se le ofreciese en mayor medida al padre. Si así ocurre y la madre tiene que trabajar online, revisar tareas y organizar las comidas, probablemente se sienta sobrecargada y se den conflictos».
Valor y precio, cosas distintas
Su colega Patricia Sánchez-Muros sostiene que el confinamiento no ha servido para mejorar la conciliación en casa. «Es más, creo que ha intensificado el conflicto y que, para suavizar la situación, ellas han abandonado sus muchos o pocos asuntos en pro del bienestar doméstico». Quizá ese trabajo no remunerado e ingente que suele recaer en mayor medida en las mujeres acabe siendo más valorado, pero no más compartido. ¿Es un consuelo? Las expertas se muestran escépticas. Según Sánchez-Muros, vienen tiempos difíciles para la igualdad, porque, citando a Machado, «sólo un necio confunde valor y precio». Puede que se reconozca la aportación de la mujer, pero no se traducirá en nada práctico.
De hecho, el propio secretario general de la ONU, António Guterres, ha alertado en los últimos días del retroceso que esta crisis va a suponer para «los limitados avances logrados» en igualdad de género. «Hay factores que se están combinando como nunca lo habían hecho antes para derrotar los derechos de la mujer y negarles oportunidades –afirma–. Y se tarda años en recuperar el progreso perdido».
Fuente original: https://www.hoy.es/vivir/casa-pandemia-inmunizara-20200417144916-ntrc.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2.