Foto: La poetisa mexicana Celerina Patricia
Yo’o inkáyu… nchéé
Nchii kuú nuú kua’an kue nivi yatá
Yo’ó náá ‘ín yuaa kani ñaa kunuyi
Ra kutañuu nuu xandú tsanaá…
Aquí estoy… buscando el camino
de mis ancestros
traigo conmigo un hilo largo para tejer
mi ombligo antiguo…
Yo´ó inkáyu
Celerina Patricia Sánchez
Uno
“¿Y las mujeres indígenas no construyeron el mundo?” Escuché esta interpelación hace algún tiempo, de la voz de Lorena Cabnal, defensora comunitaria del pueblo maya-xinca, en una conferencia titulada “Epistemología feminista comunitaria, para interpretar el continuum histórico de las violencias contra las mujeres, en Abya Yala”, en la Universidad Iberoamericana. Mi reflexión inmediata fue reunir los aportes que cada mujer indígena ha legado al mundo. Pensé en las mujeres forjadoras de cantos como María Sabina; en las Mujeres Zapatistas; en la Comandanta Ramona; en María de Jesús Preciado, Marichuy. Pensé en las Mujeres-poetas en lenguas originarias que están construyendo nuevas formas de ver y expresar la realidad. Pensé en el largo camino que las ha llevado a visibilizarse socialmente a través de sus obras y su activismo en la defensa de sus comunidades y sus pueblos indígenas.
La poesía ha sido libertad, resistencia, esperanza, fuerza. Ha sido mi voz para afirmar: ¡Aquí estoy!, expresa Celerina Patricia Sánchez, escritora en lengua tu’un savi/mixteco, una de las lenguas más habladas en los territorios de Oaxaca, Guerrero y Puebla. Una de lenguas originarias de cientos de migrantes que han cruzado fronteras para trasladarse a los campos de cultivo de fresa en San Quintín, Baja California, o emplearse en los centros urbanos como la Ciudad de México o Nueva York. El tu’un savi es “la lengua de la lluvia” y tiene más de 80 variantes, una enorme y compleja riqueza lingüística.
La resistencia de los pueblos indígenas frente a la homogeneización de las políticas del capitalismo, se presenta como un movimiento social que defiende sus diferencias, sus singularidades locales y regionales y sus particularidades étnicas. Y han sido las mujeres indígenas organizadas quienes han destacado planteando sus propios foros de discusión en torno a las demandas de sus derechos. El derecho a la lengua y su ejercicio como tal ha estado presente desde hace varias décadas en la búsqueda de su reconocimiento jurídico en todas las esferas sociales, económicas, políticas y culturales. Si bien la lengua originaria es uno de los elementos identitarios de las comunidades y pueblos indígenas, su uso no se restringe a lo comunitario ni a una oralidad intraducible. La oralidad y la escritura no se contraponen, coexisten y se enriquecen mutuamente. La búsqueda por recuperar narrativas en sus propios términos, ha sido una constante en la poesía escrita por mujeres indígenas. Palabras nuevas que han resignificado su historia, su origen y su destino.
Ná ndakee tu’ún
ñaa ingá nuu koo nda’aví yutu
¡tu’úngo kuí!
ñaa chíká va’áná
nuú soló ñu’ún…
ra nikitsa’á yoo tsi kuía nuú tavía
tono tiu aa tono ita
naaá ndakií tsí ta ‘ín ta ‘ín too savi
ri kuía tsi yoo naa tavago ñáa
ra kótó ñaa tono sá’á kue naá tsana’á
Que salga la palabra
cobijada por la sombra
¡nuestra palabra!
guardada bajo el vientre
de la tierra…
es tiempo de hacer que brote
como la milpa o la flor
que despiertan en cada gota de lluvia
es tiempo de desenterrarla y darle
vida como hicieron los ancestros
Celerina Patricia Sánchez (Inní Ichí, p. 43)
Dos
Las mujeres indígenas son el pilar en la transmisión de la lengua: abuelas y madres que entonan arrullos de protección a sus hijos; que relatan la historia de las comunidades; que trasmiten los conocimientos de las plantas medicinales o del arte culinario. Son también ellas quienes se encargan de los rezos ―desde el nacimiento hasta la muerte y aún en la celebración de la fiesta de muertos. De los rituales agrícolas ―desde la siembra y la cosecha de maíz. El uso de su lengua es reflejo de una fuerte resistencia cultural. La vida cotidiana, al igual que la memoria ancestral, representan no sólo la tradición oral, sino que son fuente de la creación literaria actual.
Celerina Patricia Sánchez (Mesón de Guadalupe, San Juan Mixtepec, Juxtlahuaca, Oax., 1967) en su primer poemario Inní Ichí /Esencia del camino (Pluralia, 2013), explora el recorrido cíclico de la vida de las mujeres ñuu savi. El “camino”, como es traducida la palabra “Ichí” al español, significa para la cultura ñuu savi la esencia del cuerpo material que no se puede separar del espiritual, de ahí el extraordinario poema
“Káku ta’an” / “nacimiento dual”
Káku ta’an
Ta nikáku
nikaku ndií
nchaa saán tsiká tsián
yee kii ñaa ntsiniy
aa kuú mee
aa kuú mií
ka’án ñaa kuú míí
ra vaasa…
ri mee kuú
ndakaniniyu aa ndakanini mií
kue ndaa xini
tsiká tsián saánso
nchii nikúso kua’ányu
nuú yavi
nuú yuku
nuú kaa kue ita
iká inkaí tsi mee…
yee kíí ñaa ndakatu’un nuí
nchiiki ku’úngo… ra mitu’un kacha
manchia naa ndi’í ichigo…
Nacimiento dual
Cuando nací
nació mi muerte
desde entonces camino con ella
hay días que no sé
¿Quién soy? ¿Soy yo o ella?
pienso que es ella, pero no… soy yo
mi pensamiento es mío o de ella es mi pensamiento
mi mente está confusa
mi andar con ella es siempre
donde quiera que vaya
en el mercado
en el monte
en flores
ella está ahí… conmigo
hay días que le pregunto
cuándo partiremos… ella sólo contesta
cuando se termine nuestro camino…
Celerina Patricia emigró desde muy jovencita a la ciudad de México, para trabajar en el servicio doméstico y ayudarse a pagar sus estudios. Se formó en lingüística en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Incursionó como narradora oral en 1993 y como poeta en 1997. Ha tenido una permanente participación en foros, encuentros, talleres literarios, así como en radios comunitarias. Ha sido becaria y tutora para jóvenes creadores en lenguas indígenas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). También destaca su labor como activista en derechos humanos a través de NOTIMIA, agencia de noticias de mujeres indígenas y afrodescendientes que promueve los procesos organizativos desde las comunidades y pueblos y en diversas lenguas originarias.
Sus poemas se han publicado en diversas antologías, como Flor de siete pétalos (2019), publicada por una editorial independiente que organizó un poetón en la explanada de Bellas Artes, en apoyo al Concejo Indígena de Gobierno en 2018. Ediciones del espejo somos reunió en esta antología siete lenguas: mixteco, totonaco, náhuatl, zapoteco, zoque, tseltal y tsotil, en las voces de la ya mencionada Celerina Patricia Sánchez, Cruz Alejandra Lucas Juárez, Araceli Tecolapa, Irma Pineda, Ruperta Bautista y Adriana López.
Su más reciente material es Natsiká (Ediciones Lirio / CIESAS, 2019), un audiolibro donde la acompaña el músico Víctor Gally. Se trata de una propuesta novedosa de fusión poética (tu’un savi/español) y blues. La ilustración está inspirada en el Códice Nuttal, uno de los más representativos de la cultura mixteca. Esta poeta ha logrado reposicionar su lengua en el contexto de las literaturas mexicanas escritas por mujeres indígenas.
Tres
Las mujeres indígenas también construyeron el mundo. Han logrado articular sus voces y hacer de la palabra, de su poesía una herramienta para visibilizarse socialmente y ser las protagonistas de su propia historia, como escritoras en sus lenguas originarias. Son doblemente creadoras, al producir obras paralelas en dos idiomas, en dos estructuras de pensamientos; al traducir su mundo y entablar un diálogo intercultural entre sus lenguas y el español. Han ido transitando sus propios procesos identitarios en dinámicas de migración y transculturación que se ven reflejados en sus obras.
La poesía escrita por mujeres, como Celerina Patricia Sánchez, aporta una estética particular al mundo de las letras. Si bien en la literatura indígena está presente la cosmovisión de sus comunidades, para el caso ñuu savi, es una voz femenina la que enuncia con singularidad este mundo. Y resignifica el papel de las mujeres-rezanderas, mujeres-curanderas y mujeres-tejedoras, colocándolas en la justa dimensión que tiene su función espiritual dentro de su comunidad.
La nómina de mujeres poetas en lenguas originarias va en aumento, así como la fuerza de su palabra y el alto compromiso social con sus comunidades y pueblos indígenas, particularmente en el caso de las mujeres poetas del sureste mexicano, cuya poesía es beligerante frente a la violencia que ejerce el Estado en contra de sus comunidades. Frente al despojo de sus territorios y sus recursos naturales, la palabra, su palabra, se convierte en un acto de resistencia.
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