La pobreza asociada a la menstruación cuesta demasiado, ¡actuemos!

La pobreza asociada a la menstruación cuesta demasiado, ¡actuemos!

Cada mes, más de 2.000 millones de personas[1] en el mundo tienen la menstruación. Aunque es un proceso natural y saludable, la menstruación —o el período— trunca la vida, los derechos y la libertad de millones de mujeres y niñas, ya que no pueden asumir el precio de los productos menstruales o acceder a ellos y no cuentan con instalaciones de saneamiento e higiene ni la educación y los conocimientos para gestionar la salud e higiene menstruales. Este documento incluye más información sobre las causas de la pobreza asociada a la menstruación y a quién afecta.

La pobreza asociada a la menstruación impide la educación de las niñas y las jóvenes

La pobreza asociada a la menstruación cuesta demasiado en términos de oportunidades perdidas. Las niñas y las jóvenes de todo el mundo faltan a la escuela porque carecen de los recursos para gestionar adecuadamente su salud e higiene menstruales.

Prácticamente dos millones de niñas de entre 14 y 21 años en el Reino Unido han perdido medio día o un día entero por tener el período; esto quiere decir que han faltado más días de clase por tener el período que por cualquier otro motivo. En Gambia, hay niñas que dejan de ir a la escuela durante cinco días cada mes porque no pueden pagar el precio de los productos menstruales o acceder a ellos o a las instalaciones sanitarias; esto equivale a perderse un mes y medio de aprendizaje cada año. En muchos países, las niñas quedan tan rezagadas con sus tareas escolares que finalmente acaban por dejar los estudios.

Cuando las niñas y las mujeres pierden la oportunidad de educarse, pierden también oportunidades de empleo para toda la vida, y la posibilidad de realizarse y contribuir al mundo en igualdad de condiciones que los hombres.

La pobreza asociada a la menstruación también tiene consecuencias sanitarias peligrosas e inmediatas para las niñas y las jóvenes, ya que las expone a prácticas nocivas como el matrimonio precoz y forzado, los abusos sexuales o la mutilación genital femenina. Estas prácticas se justifican bajo la falsa creencia de que la menstruación marca la entrada en la edad adulta. Diversos estudios de Kenya revelan que hay niñas de edad escolar que recurren al sexo transaccional para adquirir productos menstruales, lo que aumenta su riesgo de contraer una infección por VIH.

Poner fin a la pobreza asociada a la menstruación es posible y urgente

La pobreza asociada a la menstruación exige soluciones normativas y presupuestarias. Garantizar el acceso a productos menstruales gratuitos o asequibles, así como a instalaciones de saneamiento seguras en escuelas y lugares de trabajo y transformar las normas sociales para erradicar el estigma son acciones clave para poner fin a la pobreza asociada a la menstruación.

En el Níger, ONU Mujeres y sus entidades asociadas prestaron apoyo al gobierno para integrar la gestión de la higiene menstrual en la política nacional de género y el programa sectorial para agua, higiene y saneamiento. Como resultado de este esfuerzo, se han adoptado 14 planes locales de agua, higiene y saneamiento y se han asignado 500 millones de XOF (más de 82.000 dólares estadounidenses) del presupuesto nacional para la higiene menstrual. Estas políticas y medidas han contribuido a romper por fin con el silencio que rodeaba el tema de la salud menstrual en el Níger.

El activismo liderado por las propias mujeres y niñas que luchan por poner fin a la pobreza asociada a la menstruación está logrando avances prometedores en muchas partes del mundo. En 2020, Escocia marcó un hito al convertirse en el primer país en proporcionar productos menstruales gratuitos, entre ellos, opciones reutilizables. En 2004, Kenya empezó a eliminar los impuestos sobre los productos menstruales y sus materiales de producción. En 2017, este esfuerzo se complementó con la distribución de compresas gratuitas en las escuelas públicas. Desde 2019, Sudáfrica ha distribuido compresas gratuitas y desechables entre mujeres y niñas pobres. Botswana, por su parte, ha puesto a disposición compresas gratuitas en escuelas públicas y privadas.

Otros países como Australia, Canadá, Colombia, India, Jamaica, Líbano, Malasia, Nicaragua, Nigeria, Trinidad y Tabago y Uganda también han reducido o eliminado los impuestos sobre los productos menstruales.

Cinco medidas para poner fin a la pobreza asociada a la menstruación

  • Apoya el activismo en tu país y comunidad para eliminar los impuestos sobre los productos menstruales y aumentar su accesibilidad.
  • Ofrece apoyo económico a movimientos y organizaciones feministas liderados por mujeres y niñas que luchan contra la pobreza asociada a la menstruación.
  • Invierte en la mejora de la recopilación de datos sobre salud e higiene menstruales.
  • Defiende la inclusión de educación obligatoria sobre salud e higiene menstruales en los planes de estudio escolares; por ejemplo, como parte de la educación sexual integral.
  • Únete a la conversación en línea utilizando la etiqueta #PeriodFriendlyWorld y participa activamente en espacios comunitarios, escuelas y lugares de trabajo para promover la sensibilización, erradicar los mitos y poner fin al estigma en torno a la menstruación. En el sitio https://www.menstrualhygieneday.org pueden encontrarse recursos disponibles para hacer campañas.

Fuente original: https://www.unwomen.org/es/noticias/articulo-explicativo/2024/05/la-pobreza-asociada-a-la-menstruacion-cuesta-demasiado-actuemos

 

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