Vinicio Buitrago
Psicólogo, Máster en Perspectivas de Género y Desarrollo
El autor rebate la creencia de que trabajar el tema de género con hombres mayores sea especialmente complejo, ya sea por su supuesta dificultad para cambiar o por su menor esperanza de vida. Desde una perspectiva crítica, señala la necesidad de incluirlos en las acciones de equidad y prevención de la violencia, exponiendo evidencia que demuestra su capacidad de aprendizaje y adaptación. Asimismo, analiza cómo la jubilación, la salud, la viudez y la soledad inciden en la construcción de sus masculinidades. Concluye enfatizando la urgencia de diseñar programas específicos que aborden estas realidades y contribuyan a sociedades más justas e inclusivas.
Cuando se desarrollan acciones para la promoción de la equidad de género y la prevención de la violencia de género dirigidos a hombres, se prioriza a los jóvenes, a los adolescentes, e incluso a los niños, en detrimento de los hombres mayores. Esto me molesta pues yo ya tengo 60 años, estoy jubilado y siento que estoy al top de mis posibilidades en muchos aspectos. Además, aún antes de acercarme a los 60 años, he visto hombres mayores muy activos en sus hogares, integrados y siendo un referente de conducta y actitudes para sus hijos y nietos. De manera que siempre he pensado que habría que hacer trabajo para la promoción de la equidad de género también en ellos.
El no incluir a hombres mayores como grupo meta de las acciones de sensibilización para la equidad de género se basa en dos suposiciones fuertemente arraigadas en nuestro medio. Una es que los nuestros son países jóvenes y la otra es que las personas mayores no cambian. Sin embargo, estas ideas merecen una acotación. Nicaragua es ciertamente aún un país joven, pero eso cambiará en unos años. Según la Revista Salud en las Américas, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la esperanza de vida a nivel mundial ha pasado de 29 años en 1900 a 75 en 2020 (OPS, 2022).
En una serie de informes denominada “La Década del Envejecimiento Saludable en las Américas: situación y desafíos”, la OMS/OPS plantea que “La región (América) envejece rápidamente. Se estima que para 2030 habrá más personas mayores de 60 años que menores de 15 años”. (OPS, 2023). En el caso de Nicaragua, según el Informe de Desarrollo Humano 2020, la esperanza de vida ha pasado de 64.3 años en 1990 a 74.5 en 2019 (IDH, 2020, pág. 3).
Por otro lado, según las Naciones Unidas, entre 2020 y 2023 ha habido un ligero descenso en los nacimientos (ONU, citado por OPS, 2023)
Además de obligarnos a relativizar la creencia de que Nicaragua seguirá siendo un “país joven”, lo anterior pone de relieve la necesidad de tomar medidas para garantizar un envejecimiento saludable, acorde a lo planteado por la declaración Década de las Naciones Unidas para el envejecimiento saludable (2021-2030), uno de cuyos objetivos es la igualdad de género. Queda, pues, desde ya planteada la necesidad de trabajar temas de género y masculinidades con hombres mayores.
El otro mito que ha justificado el no trabajar género con hombres mayores es la creencia de que las personas mayores no cambian. En esta creencia hay un doble aspecto: uno motivacional, que responde a la pregunta de por qué un hombre mayor no cambia o no desea cambiar, y el otro aspecto es de posibilidad y se relaciona a la pregunta de cómo las personas de la tercera edad procesan la información. Responder a esto último implica preguntarse sobre las características del desarrollo cognoscitivo en la tercera edad y sobre la capacidad de aprendizaje de las personas mayores.
Desde hace muchas décadas estudios psicológicos han desmentido el mito de que las personas mayores no aprenden. Si bien es cierto que hay un deterioro del funcionamiento intelectual, éste es menos pronunciado de lo que suele creerse, de manera que muchas personas mayores, teniendo el debido entrenamiento, aún pueden resolver tareas que implican la adquisición de conocimientos (Perlmutter y otros, citado por Craig, C y Baucum, D, 2009, pág. 563). En el caso del aprendizaje, según Labouvie-Vief y otros (citados por Craig, C y Baucum, D, 2009, pág. 566) los ancianos aprenden -y recuerdan menos- listas de palabras sin sentido, pero retienen más material nuevo si éste les parece útil e importante. Además, pueden darle sentido a la nueva información “almacenándola” en categorías más amplias de información, lo que facilita el aprendizaje.
La capacidad de almacenar la nueva información en categorías más amplias que tienen las personas mayores, conlleva también la posibilidad de mayor resistencia a validar la información nueva. Esto explicaría el aspecto motivacional al que se hacía referencia arriba: No es que no se aprende nada, es que no se aprende lo que no parece de interés, lo cual se refuerza con planteamientos como los de la Universidad en Internet, UNIR, de la Universidad de La Rioja, España, en su número de noviembre de 2022, en el sentido de que el proceso educativo con personas de la tercera edad, además de exigir cierto esfuerzo, debe sobre todo ser interactivo y motivador. (UNIR, 2022)
Llevando todo lo antes planteado a lo que implica para el trabajo de masculinidades con hombres mayores, se desprende que para hacer que éste pueda parecerles atractivo debería abordar situaciones que a ellos les parecen importantes, vitales. Tal es el caso del tema de la jubilación. A partir de ese momento, el hombre se ve confrontado a la pérdida de roles laborales que hasta entonces ha ejercido y que seguramente han definido su posición ante la sociedad. Esto es tanto más grave en la medida que el sujeto sea ideológicamente afín al modelo de masculinidad patriarcal y hegemónica, pues el desempeño laboral satisface varios mandatos de género para los hombres. Uno de estos mandatos es el de ser proveedor, el cual se ve comprometido al mermar el ingreso económico. Otro mandato de género que se satisface a través del desempeño laboral es el de ser poderoso. A través del trabajo, toda persona, por muy pequeño que sea el margen de responsabilidad o decisión que le transfiera el cargo, tiene un cierto grado de poder. Esto desaparece con la jubilación. Es, pues, importante incorporar y problematizar estos temas al trabajo de masculinidades, en la medida que cada vez más habrá hombres que sean afectados por la jubilación.
La pérdida de poder se puede ver agravada por el deterioro físico y mental que acompaña la vejez. En este sentido, para tener la mejor calidad de vida posible, los hombres, mucho más que las mujeres, deben aprender a cuidar su salud: cambiar hábitos tóxicos, adoptar prácticas alimenticias más sanas, someterse más seguido a controles médicos y seguir indicaciones, lo cual es más difícil de lograr en la medida que uno sea afín al modelo de masculinidad patriarcal.
Otro, no el último tema crítico, es el de la soledad. Conforme uno envejece va siendo confrontado a la pérdida de amistades y seres queridos, y, con ellos, los referentes socioculturales que han estructurado su mundo. También en relación a la soledad, está el tema de la viudez, la que en el caso de los hombres puede ser más grave que para las mujeres en la medida de que no hayan desarrollado habilidades para el desempeño de tareas domésticas. Estos hombres son muy dependientes, lo que agrava su condición de soledad y de vulnerabilidad.
Esos son, pues, algunos temas que habría que incorporar o adaptar en la reflexión que se hace con hombres que están a las puertas de los 60 años o que ya han pasado ese umbral. En la medida que haya cada vez más hombres en esos rangos de edad, se verá con mayor claridad la necesidad de incorporar esos temas.
Fuentes consultadas
Craig,C y Baucum, D, (2009) Desarrollo psicológico. 9na edición. Pearson. México
Divergentes (2023) Nicaragua desaprovecha la oportunidad histórica del bono demográfico. En sitio https://www.divergentes.com/nicaragua-desaprovecha-oportunidad-historica-bono-demografico
Organización Panamericana de la Salud (2022). Revista Salud en las Américas. Nueva edición de la publicación en La Américas de la OPS aborda el impacto de la COVID-19. En sitio. https://www.paho.org/es/noticias/27-9-2022-nueva-edicion-publicacion-salud-americas-ops-aborda-impacto-covid-19
OPS (2023) Salud en las Américas. Perfil de País: Nicaragua. En sitio https://hia.paho.org/es/paises-2022/perfil-nicaragua
Organización Panamericana de la Salud (2023). La OPS y sus socios lanzan una serie de informes para apoyar las estrategias de envejecimiento saludable en las Américas. En sitio https://www.paho.org/es/noticias/17-4-2023-ops-sus-socios-lanzan-serie-informes-para-apoyar-estrategias-envejecimiento
ONU (2019) Decade of healthy ageing 2020 – 2030. En https://cdn.who.int/media/docs/default-source/decade-of-healthy-ageing/decade-proposal-final-apr2020rev-es.pdf?sfvrsn=b4b75ebc_28&download=true
PNUD (2020) Informe de desarrollo humano y el Antropoceno. Nota informativa para los países acerca del Informe sobre desarrollo humano 2020. Nicaragua. En sitio https://hdr.undp.org/sites/default/files/Country-Profiles/es/NIC.pdf
UNIR (2022) ¿Cómo se puede intervenir la psicopedagogía en la tercera edad? En sitio https://www.unir.net/educacion/revista/psicopedagogia-tercera-edad