(Ensayo basado en tesis de Maestría)
Por Carmen C. Baltodano
“El día en que una mujer no pueda amar con su debilidad sino con su fuerza,
no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse,
ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.
(Simone de Beauvoir)
INTRODUCCIÓN
El tema del amor y el de las relaciones de pareja desde la práctica de las mujeres captó mi atención desde el año 2010, cuando comencé a participar como educadora del Curso Metodológico de Educación Popular entre Mujeres promovido por el Centro de Comunicación y Educación Popular CANTERA.
Las reflexiones y estudios sobre el tema me han llevado a constatar cómo el sistema patriarcal predominante en nuestra sociedad ha tenido gran influencia en el concepto y la práctica del amor que tenemos las mujeres y, por tanto, en nuestras relaciones familiares y de pareja. Esas concepciones separan el amor de nuestra condición física y humana, de nuestra sexualidad, de nuestra práctica diaria como mujeres integrales, de cuerpo y espíritu. Se nos ha instruido a ver el amor únicamente desde la dimensión religiosa, utópica, a aspirar a un amor en cierto modo deshumanizado. Ubicamos el amor en una dimensión basada en el sacrificio, la entrega total y la incondicionalidad, actitudes que nos hacen permeables a la subordinación, a la dominación y, por eso, a la violencia de género, tal y como lo describe una participante en el Curso Nacional de Género 2014:
Si bien el amor es algo puro, algo bueno, partiendo de nuestras vivencias desde niñas hasta la edad que tenemos ahora, el amor que se nos inculcó es con una idea de sacrificio, que por amor tenés que darlo todo a cambio de nada, tenés que vivir en pos de otros y de otras, dejando de existir una misma. (Cantera, 2014, p.14)
Escuchar historias de vida de muchas mujeres y reflexionar sobre mis propias experiencias, me ha facilitado reconocer la dificultad que tenemos la mayoría para hacer valer en el ámbito privado los derechos que hemos conquistado en el ámbito público. Somos muchas las que no escapamos de la violencia de género, de una distribución desigual de las responsabilidades reproductivas o de un acceso desigual al bienestar económico y a la salud corporal y emocional.
AMOR Y PATRIARCADO
Transformar la concepción y práctica del amor en las mujeres es uno de los grandes desafíos que tenemos hacia la igualdad en las relaciones entre hombres y mujeres. Por eso, resulta muy importante investigar y comprobar si estamos logrando cambios y cuáles son, tal como expresa Joan Scott (1990), cuando se pregunta si estamos enfocadas en la búsqueda de respuestas a las causas y el origen de las persistentes relaciones de poder desigual entre los géneros. Esta autora señala la necesidad de hacer nuevas preguntas y de escribir una nueva historia que nos permita redefinir y reconstruir el género desde lo social y desde lo político. Considero que de similar importancia es que nos preguntemos si la igualdad de género es una realidad en nuestro espacio privado, en nuestras relaciones de pareja y en nuestra familia porque es necesario que las mujeres logremos establecer una relación horizontal y en igualdad de condiciones con las personas con quienes convivimos y nos relacionamos cotidianamente.
La instauración del patriarcado a través de creencias está íntimamente conectada a las concepciones establecidas sobre el amor, especialmente a la naturalización del amor en las mujeres. Lagarde analiza cómo a través de algunas prácticas religiosas se nos ha hecho creer que nuestro cuerpo no nos pertenece, se nos ha obligado a negar nuestro derecho a la autonomía y a decidir sobre lo que es nuestro. Se ha establecido la práctica del amor como un mandato para las mujeres, como esencia de nuestra identidad. En el feminismo esto se ha denominado “la colonización de las mujeres a través del amor” (Lagarde, 2000, p.24). Lagarde describe así este fenómeno: “Te coloniza otra persona, te habita. No solamente habita entre tus cuatro paredes, sino que habita tu cuerpo, tu subjetividad, tus anhelos, tus pensamientos. En la colonización amorosa, una persona ejerce poderes de dominación sobre la otra”. (Lagarde, 2000, p.31)
La subordinación de la mujer al hombre estableció los parámetros ilimitados de la práctica del amor en las mujeres, ya que, al aceptar como un hecho natural la superioridad del uno sobre la otra, todo lo que corresponde a la mujer no tiene valor. A partir de esa premisa el amor se convierte en un ejercicio más de subordinación, en un ejercicio obligado y no voluntario. Las mujeres hacen del amor un sueño del futuro, a veces más real que su realidad presente. (Lagarde, 2000)
EL AMOR ROMÁNTICO
El amor romántico es una herencia del patriarcado con la que hombres y mujeres nos hemos familiarizado desde temprana edad. Es una utopía del amor ideal. Entre sus mandatos está atribuir al hombre el ser superior y a la mujer el ser débil. El amor romántico afianza estereotipos: la superioridad de la heterosexualidad, la relación entre amor y dolor y entre felicidad y sufrimiento. Además, ubica la relación amorosa como un elemento ajeno a la realidad de los ámbitos sociales, económicos y políticos.
La antropóloga y médica feminista Mari Luz Esteban, basada en su investigación sobre las relaciones amorosas de las mujeres, concluye que todas las mujeres que participaron en su estudio consideran como una “carencia” (Esteban, 2008, p.69) el no tener una pareja, reconociendo que el amor es lo prioritario en sus vidas. A pesar de eso, aceptan que sus experiencias amorosas no han sido satisfactorias y lo atribuyen a la construcción cultural desigual del amor que ha naturalizado la sociedad.
Por su parte y haciendo alusión a los mitos y creencias que sostienen las desigualdades de género a través del amor romántico, Coral Herrera describe cómo las mujeres, a pesar de los logros alcanzados en la emancipación, continuamos atadas en la dependencia amorosa: “A pesar de que muchas mujeres tienen independencia económica, vida social intensa y en ocasiones éxito en su desarrollo profesional, todavía son muchas las que no se sienten completas sin un hombre a su lado” (Herrera, 2010, p.6). Hace mención a las películas, cuentos de hadas y canciones que nos hacen sentir que no podemos vivir solas y dependemos de los hombres.
AMOR Y VIOLENCIA
La violencia aceptada y justificada por el amor ha estado presente a lo largo de la historia. La experimentan niñas y niños desde temprana edad en el hogar, con castigos físicos que se les aplican como medidas correctivas en nombre el amor y enmarcadas en las jerarquías establecidas de poder en la familia. La edad y el sexo han sido condicionantes determinantes de desigualdad jerárquica para aceptar esas formas de violencia.
Ferrer & Bosch consideran que el amor romántico y los mitos que del mismo se derivan son una de las causas que condicionan a las mujeres a aceptar la violencia en la pareja y a recibirla como una expresión natural del amor:
Considerar que la violencia y el amor son compatibles (o que ciertos comportamientos violentos son una prueba de amor) justificaría los celos, el afán de posesión y/o los comportamientos de control del maltratador como muestra de amor, y trasladaría la responsabilidad del maltrato a la víctima por no ajustarse a dichos requerimientos”. (Ferrer & Bosch, 2013, p.114).
En Nicaragua, muchas mujeres nos involucramos desde la adolescencia en relaciones amorosas y establecemos lazos de pareja. Esas primeras experiencias tienen un final negativo: abandono, separación, violencia, decepción. A partir de sus estudios sobre el amor romántico en adolescentes y jóvenes, la psicóloga y catedrática española Aurora Leal establece las diferencias entre mujeres y varones en la vivencia de esas relaciones:
De forma esquemática se dice que en las chicas el amor romántico viene a ser el romance de la búsqueda, entrega, fusión con la otra persona, ansiedad, compromiso. En los chicos el amor implica una cierta ganancia, pero no compromete aspectos nucleares del yo personal. En las chicas el amor romántico sería una forma de organizar el futuro y una construcción de la identidad personal. En los chicos el amor romántico se relaciona con la seducción, con el acceso a las muchachas. (Leal, 2007, p.56)
Los mitos del amor romántico clasificados por Carlos Yela y su relación con la violencia de género nos ofrecen luces para identificar aspectos que se entrelazan con las concepciones amorosas. Yela define los mitos del amor romántico como “el conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la supuesta verdadera naturaleza del amor” (citado por Bosch, 2004-2005, pp.28-29); de su extensa clasificación, me parece relevante destacar algunos:
El mito de la media naranja. Tiene su origen en el relato griego de Aristófanes sobre las almas gemelas. Motiva la creencia de que somos personas incompletas hasta encontrar esa otra mitad que nos hará personas completas.
El mito del emparejamiento. Establece la obligación de convivir en pareja y la heterosexualidad como única forma de hacerlo, lo que provoca mucha ansiedad en las mujeres que llegan a la edad adulta sin encontrar esa pareja.
El mito de la exclusividad. Obliga a un único amor durante toda nuestra vida, negando la posibilidad de encontrar diferentes formas de amar y la posibilidad de amar de distintas maneras a otras personas.
El mito de los celos. Justifica cualquier acción provocada por los celos, incluyendo la violencia, atribuyéndola al amor. Es uno de los mitos que promueve la idea de pertenencia o posesión en la relación de pareja y generalmente se refiere a la posesión de la mujer por el hombre.
PISTAS PARA LIBERARNOS EN EL AMOR
La creencia en el hombre protector y la mujer indefensa, la desmitifican Coria, Freixas & Covas (2005) haciendo énfasis en hechos históricos que han demostrado la existencia de mujeres valientes y arriesgadas y también la de hombres débiles y vulnerables. Las mujeres continuamos creyendo que no somos capaces de protegernos a nosotras mismas porque el orden patriarcal exige del hombre la independencia y de la mujer la dependencia.
En la búsqueda de un amor en igualdad de condiciones Herrera (2010) hace un llamado a la deconstrucción cultural del patriarcado, instando a una lucha simultánea en los espacios políticos, sociales y económicos. Presenta como tarea importante el transformar la simbología construida alrededor del amor: “Sólo así podremos transformar el romanticismo patriarcal en nuestra era posmoderna en un romanticismo igualitario, construido desde la necesidad humana de dar y recibir afecto, lo que en definitiva es la base del amor”. (Herrera, 2010, p.7)
Lagarde (1996) propone que el amor puede ser también un instrumento de poder si las mujeres logran revertir su posición y asumir el liderazgo del amor desde el poder mismo del amor. Lagarde (2000) nos da algunas pistas para la liberación en el amor. En primer lugar, romper con el mito de que la mujer es incapaz de valerse por sí misma y necesita siempre de la compañía del hombre. Debemos conocer y reconocer nuestras capacidades y definir nuestra propia identidad. En segundo lugar, reconocer que el amor es un pacto y tiene condiciones porque somos personas diferentes con identidad propia, capaces de buscar nuestra propia conveniencia, poner normas y límites en las relaciones y ponernos normas y límites también a nosotras mismas. Debemos convertirnos “en ciudadanas” (Lagarde, 2000, p.87), mujeres capaces de elegir lo que queremos para nosotras mismas. En tercer lugar, establecer alianzas sororales con otras mujeres para transformar las condiciones de género y luchar contra el patriarcado, reconociendo que el problema de la desigualdad es un problema esencialmente político.
En relación a la sororidad, en las conclusiones de su investigación, Esteban (2008) enfatiza también que las alianzas entre mujeres son un estímulo importante para superar las barreras de la desigualdad.
Concluyo el presente ensayo con las palabras de una participante del Curso Nacional de Género 2014:
Nos han fragmentado a nosotras las mujeres. Necesitamos recoger todos esos fragmentos y vivir desde la totalidad. Descubrir la belleza, la armonía, el equilibrio y poblar nuestro cuerpo con la libertad y la capacidad de decidir sobre la propia vida, con el reconocimiento de nuestras capacidades, deseos, sueños y aspiraciones. Habitar nuestro cuerpo con el derecho al placer, al goce y a nuestra felicidad. Yo estoy más segura de que ése es el querer de Dios y Diosa para nosotras las mujeres. Eso y mucho más. (Cantera, 2014, p.23)
BIBLIOGRAFÍA
Bosch Fiol, E. (2005-2007) Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en la pareja. Una investigación de la Universidad de les Illes Balears para el Ministerio de Igualdad. España.
Cantera. (2014). Afectividad y Sexualidad. Memoria Tercer Taller 2014. Curso de Género entre Mujeres desde la perspectiva de la Educación Popular.
Coria, C., Freixas, A. & Covas, S. (2005) Los cambios en la vida de las mujeres. Temores, mitos y estrategias. Otra vida es posible en la edad media de la vida. Argentina. Paidos. Recuperado el 25 de octubre de 2016 de https://www.google.com.ni/webhp?sourceid=chrome-instant&ion=1&espv=2&ie=UTF8#q=Otra+vida+es+posible+en+la+edad+media+de+la+vida+de+Clara+Coria
Esteban, M. (2008). El amor romántico y la subordinación social de las mujeres: revisiones y propuestas (Vol 39, No.1 59-73). Facultat de Psicología, Universitat de Barcelona. España.
Ferrer Pérez, V. & Bosch Fiol, E. (2013). Del amor romántico a la violencia de género. Para una coeducación emocional en la agenda educativa. Revista Profesorado, Vol. 17, No. 1 (enero - abril 2013). Universidad de las Islas Baleares. España
Herrera Gómez, C. (2010). El Romanticismo Patriarcal. Recuperado el 18 de octubre de 2014 de http://creandopueblo.files.wordpress.com/2011/09/herrera-gocc81mez-coral-el-romanticismo-patriarcal.pdf
Lagarde, De los Ríos, M. PIEG-UCA (1996). La Identidad de Género
Lagarde, M. (2000). Claves feministas para la negociación en el amor. Recuperado el 8 de octubre de 2010, de htpp://cdd.emakumeak.org/ficheros/0000/0538/claves/feministas.pdf
Leal, A. (2007). Nuevos tiempos, viejas preguntas sobre el amor. Revista Dialnet. Recuperado el 16 de octubre de 2016 de file:///C:/Users/usuario/Downloads/Dialnet-NuevosTiemposViejasPreguntasSobreElAmor-3662521.pdf
Scott, J. (1990) El género: una categoría útil para el análisis histórico. Historia y género. Las
mujeres en la Europa Moderna y contemporánea. En Nash y Amelang (eds). Institució Vakenciana d’Estudis i investigación. Ediciones Afons el Magnanim.