Por Rubén Reyes Jirón
En el marco del proyecto “Construyendo comunidades libres de violencia en San José de Bocay” hicimos una investigación sobre los imaginarios de los hombres de este municipio respecto al significado de ser hombre, sus vivencias en cuanto a cómo aprendieron a ser hombres y sus relaciones de pareja. A través de una investigación participativa, en la cual se entrevistaron mutuamente, 10 hombres entre 18 y 60 años, conversaron y reflexionaron entre ellos sobre estos temas.
Los diez hombres que participaron en el estudio eran todos campesinos y provenían de cinco comunidades rurales: Arenales, El Bambú, Kaisiguas, Ayapal y San Pablo. Además de cultivar sus propias parcelas, los hombres también desempeñan distintos roles a nivel comunitario: habían líderes católicos y evangélicos, un pastor, un facilitador judicial y dos brigadistas de salud. También participaron 3 jóvenes entre 18 y 25 años, quienes, a pesar de no ser el grupo meta inicial del estudio, tuvieron permanencia y se comprometieron con el proceso. Algunos de estos hombres no sabían leer ni escribir y el nivel de escolaridad predominante entre ellos era de primaria incompleta. Solamente uno de los jóvenes había concluido estudios de secundaria.
Hay un prejuicio generalizado que atribuye a los hombres del campo comportamientos más violentos que a los hombres de la ciudad. A esto se le suma que Bocay es un municipio con altos niveles de pobreza y violencia. Hay muchos que son sobrevivientes o que participaron en la guerra de los 80, tanto del lado del ejército, como de la Resistencia Nicaragüense y, en años recientes, ha habido enfrentamientos armados entre grupos irregulares y la policía, resultando muertos y heridos en ambos bandos, con alguna recurrencia. También, no es extraño que aparezcan en las noticias personas que resultan asesinadas en rencillas interpersonales, o como resultado de la delincuencia común. Los medios también han reportado que Bocay es un lugar de abastecimiento y circulación de bandas de narco-traficantes.
En cuanto a las relaciones entre hombres y mujeres, predominan los roles tradicionales: asumiendo los hombres la jefatura de los hogares y las mujeres un papel de subordinación como amas de casa. En este municipio también prevalece una alta tasa de embarazos en adolescentes, lo cual es tanto una manifestación del machismo y la violencia machista, como un factor de alto riesgo para la salud, el desarrollo y la vida de las niñas y las adolescentes.
Su visión de ser hombre
Sin embargo, para nuestra sorpresa, encontramos en la visión de estos hombres, una combinación tanto de elementos propios de una masculinidad tradicional, tales como la expectativa de que el hombre sea el proveedor y jefe de hogar, como de elementos propios de una masculinidad de más igualdad, como es la idea de que ser hombre significa no ser violento ni padre irresponsable.
Mi primera experiencia fue cuando mi padre me mandó a trabajar, tuve mi primera mujer, eso para mí fue mi mejor idea, me sentí ser hombre, me sentía orgulloso porque había trabajado solo, había tenido mi mujer, todo eso (Osmar Sandoval, 18 años).
El ser hombre para mí es ser un hombre ejemplar ante la sociedad, ante todo el mundo, ser un hombre amable, cariñoso. El ser hombre muchos dicen que es pelear, pero eso no es ser hombre, ser hombre es ser respetuoso, ser amble, ayudar a los demás, para que las cosas marchen bien, sin violencia, eso es para mí ser hombre (Jesús Daniel Aráuz, 46 años)
Sus relaciones de pareja
La mayor parte de ellos reporta que su papá y mamá tenían relaciones de pareja tradicionales, es decir, que sus padres eran los proveedores y jefes de familia, mientras sus madres eran las encargadas del hogar. Además, varios de ellos fueron testigos del maltrato de parte de sus padres hacia sus madres, y expresaron su propio sufrimiento vivido en estas situaciones. También compartieron que sus padres tenían relaciones con otras mujeres y hacían sufrir a sus madres.
Yo miraba la violencia que hacía mi padre con mi madre, la penqueaba, se iba y llegaba hasta los ocho días. Se perdía con otras mujeres, andaba vagando, solo llegaba a la casa a traer reales, vendía todos los animales y se iba a vagar con otras mujeres. Y mi madre sufriendo y nosotros también, porque somos cinco hermanos que tengo y todo era un sufrimiento, porque todos éramos pequeños. No sabíamos lo que mi padre hacía con mi madre, era un maltrato que le daba mi padre a mi madre, hace ocho años que ellos se dejaron y apenas yo tenía pocos años y no me sentía capaz de haber dicho ¿qué es lo que hacía mi padre con ella? No sabía totalmente, no sabía yo (Osmar Sandoval, 21 años)
Varios de ellos reconocen haber repetido el mismo patrón de comportamiento de sus padres en sus propias relaciones de pareja, actuando de forma machista y violenta. Hablaron de que ésta fue la manera en que ellos aprendieron que los hombres trataban a las mujeres. Sin embargo, están conscientes del sufrimiento que le causaron a sus parejas o exparejas y, en este momento de sus vidas, se han propuesto tratarlas bien y llevarse bien con ellas. También están conscientes de que el maltrato a la pareja puede tener otras consecuencias negativas, tales como: que los hijos sufren, los hogares se deshacen y el hombre puede caer hasta preso.
…pero ya después, ahora con mi pareja hemos vivido bien. Un tiempo yo la violenté, un tiempo de borrachera, vaguería, le di mucho que sentir, le ponía querida, lo mismo, casi al frente de ella me las llevaba a las chavalas… y le daba una vida martirizada, le daba una violencia muy violenta, a veces llegué a punto hasta de matarla a machetazos, la seguía, a veces casi la agarraba con el machete, pero ella se me corría y por último llegué a punto que casi, casi (Gilberto Sandoval, 62 años)
Sus experiencias de paternidad
Varios de los hombres recienten el abandono y la irresponsabilidad de sus propios padres. Sin embargo, pareciera que sienten que es su obligación querer a sus padres, aunque estos no hayan sido responsables con ellos. Estos hombres parecen plantearse el querer a sus padres como una obligación moral, y parecen temer que los sentimientos de malestar y resentimiento hacia sus padres, los pueda llevar a sentir odio y a actuar violentamente contra ellos. Si esto así ocurriera, ellos temen que sería un pecado que puede ser castigado por Dios.
En cuanto a su propia paternidad, expresan que ellos se están haciendo cargo de sus propios hijos, tratando de ser padres distintos de la manera en que fueron sus propios padres.
Las relaciones entre mi papá y mi mamá, creo que, fueron muy malas. Le pudiera decir que desgraciadamente yo no me crié en el poder de mi papá, él se dejó con mi mamá teniendo yo muy temprana edad y quedé ambulante. Quiero contarle que a él su papá le regaló 40 manzanas de tierra, esas 40 manzanas de tierra él se las fue tirando al licor. Y él no se acordó de que él tenía un hijo, quizás que me echó de menos como cualquier cosa. Pero creo que él no actúo como un hombre, él actuó como un hombre incapaz, no pensaba. Hoy en día yo no quiero seguir la vida de él, porque él causó ese daño conmigo. Pero hoy en día tengo mis hijos y yo sé que yo tengo la obligación de darles (Crisanto, 42 años)
Predicar con el ejemplo
Algunos plantean que es necesaria la conversión religiosa para ser hombres de bien. Otros argumentan que para ser hombres de bien no es necesaria la conversión religiosa y mencionan ejemplos de líderes religiosos que han cometido actos de abuso y de violencia. Ante esta dificultad, varios plantean que lo que valen son los testimonios personales, que uno tiene que predicar con el ejemplo. Uno de ellos recurre a una cita bíblica para sustentar este planteamiento:
Pero, para aconsejar a otro yo tengo que procurar a vivirlo, sino para que voy a meterme aconsejar a otro que está viviendo un matrimonio descontrolado, y si yo vivo también descontrolado, no puedo, entonces, tengo que empezar por mí, dando buenos ejemplos, como hombre, como cristiano, para así ayudar, aconsejar a otro que está en esa situación. Ya lo dice la biblia: “El árbol por su fruto se conoce” (Jesús Daniel Aráuz, 45 años).
*Este artículo es un resumen de los resultados del estudio sobre los imaginarios de los hombres respecto al significado de ser hombre y las relaciones de pareja, el cual se realizó en el marco del proyecto Construyendo comunidades libres de violencia, mismo que fue ejecutado por un consorcio conformado por la Red de Casas Maternas (REDCAM), El Movimiento Comunal Nicaragüense (MCN) y Puntos de Encuentro, con el apoyo técnico y financiero de ANESVAD.