Desinformación de género: Una puerta a la misoginia

 

Silvio Sirias Duarte
Comunicador Social con énfasis en radio.
Máster en Comunicación y Periodismo

 

Navegar por las redes sociales es una aventura que atrapa hasta a la persona más escéptica. Nadie se resiste frente a narrativas creadas para vender productos y servicios, posicionar ideas y generar debates. Los mensajes se emiten por diferentes plataformas. Instagram, X, TikTok, Facebook, You Tube y Spotify son las más populares. Los creadores de contenido, entre los que encontramos asertivos, agresores, agredidos y desinformadores, utilizan diversos formatos para llegar a sus audiencias.

La desinformación de género se nutre de relatos confusos que son amplificados en las redes sociales para descalificar e incluso dañar las vidas y carreras de las mujeres. Todo esto, a través de denominados influencers que propagan estereotipos machistas y perpetúan roles de género. Este artículo muestra cómo esta herramienta implacable establece mensajes misóginos y heteropatriarcales que calan en la mentalidad de las y los jóvenes. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, publicó, a finales del año pasado, un plan de acción para combatir la desinformación, la incitación al odio y la manipulación en las redes sociales. Su directora general, Audrey Azoulay, considera que “estas han acelerado y amplificado la difusión de información falsa y la incitación al odio, lo que plantea graves riesgos para la sociedad”. (UNESCO, 2023)

Los cimientos de la misoginia 

La raíz que motiva el ataque a las mujeres está cimentada en el sistema patriarcal, que se traduce en trato machista y misógino hacia ellas. Muchos espacios digitales se han convertido en entornos donde la violencia se manifiesta de distintas maneras. Brenda Mrl es creadora de contenido y ha recibido ataques en las redes sociales. Las razones: ser mujer y gorda en una sociedad que impone ideales y alimenta constantemente un círculo vicioso y peligroso de discriminación. Su experiencia es una invitación a reflexionar sobre la cantidad de aristas que la desinformación de género acarrea. En su caso, está ligada a prejuicios en relación a su cuerpo.

Para Adriana Trillos, psicóloga y especialista en género, “las plataformas digitales están diseñadas para permitirle a quien agrede, hablar desde el anonimato. La violencia se difunde rápidamente y genera un impacto colectivo, conocido como la Espiral del Silencio. Cuando estamos en grupos nos plegamos a lo que piensa la mayoría por miedo a la desaprobación o al juicio, lamentablemente a las mujeres les va muy mal”, sostiene.

Los temas que incomodan

La participación de las mujeres en las redes sociales es atacada cuando abordan temas que desafían los roles asignados a hombres y mujeres. Sus cuerpos, el estilo de vestir, el activismo reivindicativo de sus derechos y los de la comunidad LGTBIQ+, son las razones principales que motivan a considerar que las mujeres deben ser sancionadas socialmente. “Es equivalente a pegarles fuego en una plaza pública, en la vida real no sucedería, pero en una plataforma digital, sí. Es otro tipo de inquisición que muchas personas están dispuestas a ejercer”, agrega Trillos.

Las ofensas más recurrentes que reciben las mujeres en las redes sociales son de índole sexual. Actualmente en las plataformas digitales hay ciertas palabras que se pueden reportar y otras que el sistema detecta y anula automáticamente. Sin embargo, esto no detiene las agresiones, tanto públicas, como privadas.

El cuestionamiento

Drea es una joven que se expresa en las redes sociales. Sigue a productoras de contenido feminista, con el objetivo de deconstruir ideas misóginas que aprendió desde su niñez. Enriquece sus conocimientos con información que le ayuda a construir una opinión documentada. También debate con otras personas que están interesadas en cuestionarse. “Es doloroso y confuso, porque comprobás que lo que te enseñó tu papá y tu mamá, no era lo más acertado. Ahora tengo opiniones basadas en mis cuestionamientos”, afirma.

Las y los jóvenes suelen consumir información de dudosa procedencia. Marcela Castrillo es una joven feminista estudiosa de los comentarios a las publicaciones. Considera que mucha gente crea contenido o comenta en las redes, asumiendo el rol de ciudadanos notables. Sin embargo, al no contrastar los hechos, tienden a caer en la desinformación.  “En mi caso, cuando informo sobre el tema de la violencia explico de dónde obtengo los datos: del Instituto de Medicina Legal, de la Policía Nacional, del Ministerio de Salud o los vinculo a páginas especializadas en temas de género”, enfatiza.

La desinformación de género está organizada para atacar a través de perfiles falsos. Influencers misóginos desmienten datos, desestiman información presentada, apoyan la violencia estructural y usan lenguaje vulgar e intimidador. Es común la viralización de mensajes conservadores y religiosos para descalificar; así como la utilización de medios de comunicación que ejercen gran influencia en el tema de la violencia hacia las mujeres. 

 Embestir la desinformación

El plan de acción de la UNESCO para combatir la desinformación, propone respetar los derechos humanos, así como establecer reguladores independientes y públicos. Sugiere evitar que las empresas digitales se aprovechen de las disparidades regulatorias entre países y aboga por que la moderación de contenidos sea posible en todas las regiones e idiomas. Apuesta por la responsabilidad y la transparencia en los algoritmos, cuya mecánica se basa con demasiada frecuencia en provocar exageraciones en detrimento de la fiabilidad; así como por más iniciativas que formen a los usuarios en el pensamiento crítico.

Ciertamente, la desinformación de género constituye una amenaza devastadora para las mujeres y su desarrollo en los distintos espacios. Su existencia y legitimización social   se sustenta en un conjunto de estereotipos, prejuicios y mandatos de género que silencian toda voz divergente y cuestionan lo considerado transgresor del orden social y heterosexual.

La emisión de mensajes más igualitarios y respetuosos requiere de regulaciones y planes institucionales, así como del compromiso de cada uno / a de nosotros /as para no propagar mensajes sexistas y lacerantes que dañan la integridad de las mujeres. Nuestro uso de las redes sociales debe incorporar valores como la empatía y el respeto, solo así haremos uso de ellas de manera ética y responsable.

 

Referencias

UNESCO (2023). Siete principios fundamentales que deben respetarse. https://news.un.org/es/story/2023/11/152547

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La Plataforma Regional Género y Metodologías es un espacio de comunicación e intercambio cuyo propósito es contribuir a fortalecer los procesos de cambio hacia relaciones de género justas y sostenibles en la región centroamericana. La Plataforma es administrada por el Centro de Estudios y Publicaciones Alforja-Costa Rica.

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